LÍDERES DE UN CULTO UMBANDA VAN A JUICIO POR TRATA DE PERSONAS

Policiales 12 de octubre de 2022 Por Betina Almada
La jueza de Revisión señaló que el debate oral y público es necesario a fin de que sirva “de advertencia a toda la comunidad de fieles o seguidores”. Las personas acusadas son un hombre y una mujer que lideraban el templo. Las víctimas son dos mujeres.
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La jueza de Revisión de Salta, Mariana Catalano, dictó el lunes pasado el auto de elevación a juicio para Juan Soria Villalba y María Ester Arroyo, considerados líderes espirituales de una secta religiosa, por el delito de trata de personas con fines de explotación sexual, agravado por el uso de intimidación y por la calidad de ministros religiosos, en concurso real con lesiones leves, en ambos casos en calidad de coautores.

En su resolución, la magistrada reflejó lo sucedido en la audiencia de Control de la Acusación, celebrada el 27 de septiembre pasado. En esa instancia, la Unidad Fiscal Salta, a cargo del fiscal general Eduardo José Villalba, ratificó la imputación penal y presentó las pruebas con las que irá a debate, sin que se hayan planteado controversias desde la defensa.

 En la acusación se indicó a ambas personas imputadas como líderes espirituales en el templo ubicado en calle 16 de Septiembre 338, en Villa San Antonio, a pocas cuadras del casco céntrico de la capital provincial.

Villalba explicó que, en esa calidad, también conocida como “pae” y “mae”, la pareja captaba a personas en estado de vulnerabilidad, que luego eran explotadas en su beneficio. Eso se concretaba como parte de actividades religiosas dirigidas a venerar a San La Muerte, dentro del credo Umbanda y Kimbanda.

La fiscalía probó esta hipótesis a partir de una investigación iniciada en mayo del año pasado, cuando la pareja de una joven captada por los acusados reveló que había cedido a los dos acusados el usufructo de un vehículo que le había regalado a ella, y que también les proporcionaba el dinero que ganaba producto de servicios sexuales que realizaba, a cambio de que el “santo” que veneraban intercediera a su favor.

Para dejar en claro el tenor del caso, inédito en Salta, la fiscalía remarcó en la audiencia el cúmulo de pruebas reunidas, producto de tareas de campo e inteligencia criminal, entre ellas numerosas intervenciones telefónicas, recopilación de documentación e informes que demuestran, entre otras aristas, que el rodado mencionado por el denunciante efectivamente era usado por los acusados de manera exclusiva.

El fiscal resaltó las sutilezas utilizadas por las personas acusadas para provocar el sometimiento, en este caso sobre las dos víctimas identificadas. Las distinguió del más habitual cuadro de trata, en el cual se vislumbra a la víctima sometida en un sótano, o bien esclavizada en un cabaret o prostíbulo.

“Ahora las cadenas son invisibles y el escenario puede ser cualquiera, como en este caso, un santuario religioso, valiéndose de lo más caro que una mujer, en estado de vulnerabilidad, posee, como es la esperanza de una vida mejor. De eso se valieron los acusados”, resaltó el fiscal Villalba.

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