Según el informe detallado del INDEC, de un total de 369.000 empleados en relación de dependencia, 193.000 no cuentan con aportes jubilatorios, lo que representa un 52,3% de informalidad laboral. La segunda provincia con más empleados informales es Santiago del Estero, de Gerardo Zamora, con una tasa del 51% de empleo no registrado sobre un total de 200.000 asalariados.

En tanto, las provincias con los niveles más bajos de informalidad son Tierra del Fuego (14,5%), Santa Cruz (18,5%), Chubut (22,2%) y la Ciudad de Buenos Aires (22,9%). Estos números no son otra cosa que el reflejo de la mala gestión de Gustavo Sáenz. En los últimos seis años como gobernador, no logró posicionar a la provincia como una pujante, sino todo lo contrario.

Salta es, además, una de las jurisdicciones con ingresos más bajos entre los asalariados. Hacia el tercer trimestre el sueldo medio fue de $413.565 en la provincia. Fue el séptimo más bajo del país, lo que es un adelanto de cómo estará ubicada cuando el Indec de a conocer los índices de pobreza.

Con los peores salarios del país figuró Formosa, con una media de $336.385. En tanto, el sueldo promedio nacional fue de $588 mil.

En cuanto a la diferencia entre lo que gana un trabajador formal y uno sin aportes previsionales, Salta también ocupa el primer lugar, con una brecha del 71%: el asalariado en blanco percibía $728.791 y el informal, $211.074.

La media nacional de la brecha de ingresos fue del 59,6%: quienes estaban en blanco cobraban un promedio de $781.652 y $315.720, los informales