El equipo italiano había empatado 1-1 con el Nantes en la ida. En la vuelta, visitó Francia y Angelito volvió a brillar: a los cinco minutos, recibió una pelota sobre la derecha y de primera metió un zurdazo que viajó al ángulo derecho del arquero.

Nicolo Fagioli recuperó la pelota en mitad de cancha, avanzó unos metros y abrió para el Fideo, que recibió en el vértice del área grande. Sin dudarlo, la cruzó por arriba Alban Lafont: un golazo digno de un campeón del mundo.

Después de semejante golazo, agarró la pelota otra vez sobre la misma banda, encaró al defensor, definió ante el arquero y aprovechó el rebote: eludió a otro y remató de taco. El futbolista del Nantes puso la mano para impedir que entrara: penal y roja. De esa acción vino un nuevo gol de Di María, que en 20 minutos prácticamente sentenció la serie.

Envalentonado con el gol y la ocasión que derivó en la expulsión del rival, tomó la pelota para hacerse cargo de la pena máxima. Con mucha tranquilidad, Angelito avanzó lentamente hacia el punto del penal, esperó al arquero y una vez que se tiró, definió cruzado arriba. El partido se fue al descanso con la Juventus ganando 2-0 y teniendo un hombre de más.

En el complemento llegaría el tercer tanto del Fideo: tras una serie de rebotes en el área del Nantes, el rosarino cabeceó, la sacó el arquero, pero la pelota ya había entrado. La tecnología validó el gol que el árbitro no había visto en primera instancia.

Es la primera vez que Angelito hace un “hat-trick” por competiciones europeas. Después de convertir su último gol, se retiró insultado y chiflado por todo el estadio. Su lugar lo ocupó Leandro Paredes, quien ingresó con una sonrisa, tal vez por la actuación de su amigo que volvió a dañar a los franceses.