DRAMÁTICO RELATO DE UN AMIGO DEL PROFESOR QUE MURIÓ EN BOLIVIA

Ahora 15 de julio de 2022 Por Constanza Valdez
Emmanuel Suares Reynaga hizo un relato estremecedor sobre la muerte de su amigo Alejandro Benítez en Bolivia, luego de que le negaran la atención médica.
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Emmanuel Suares Reynaga, amigo de Alejandro Benítez, profesor que murió en Bolivia luego de que le negaran atención médica en un hospital de Ivirgarzama, contó con detalles lo sucedido tras el accidente de tránsito de Alejandro en dialogo con Eduardo Feinmann en LN+.

"Cuando llegamos al hospital detrás de la ambulancia lo primero que hicieron los médicos fue darnos un listado de medicinas que teníamos que comprar para poder atenderlo. No entendíamos por qué nos cobraron de antemano, nuestro amigo estaba agonizando", inició Suarez, recordando la terrible situación que atravesó. 

Mientras con otros amigos recorrían las farmacias de la localidad con la esperanza de conseguir los medicamentos, la situación se ponía cada vez peor para el profesor. "Una vez que ellos empezaron a tratarlo a Alejandro, después de 30 o 40 minutos, se dieron cuenta de que no lo iban a poder atender más por el estado en que estaba y nos pidieron que paguemos la ambulancia", aseguró.

Suares Reynaga detalló: "La cajera me cobraba mil bolivianos. Ahí fue discutir y discutir, porque yo decía que no tenía esa plata, que son como 20.000 pesos argentinos. ‘Yo tengo en el bolsillo como 40.000 pesos argentinos. De esa manera trató de arreglar con la mujer para poder apresurar el traslado de su amigo pero no hubo una respuesta positiva, por el contrario le dijeron "tus pesos no valen", agregando que no los iban a poder aceptar y que si o sí debían ser pesos bolivianos.

Lejos de mejorar el dialogo, la empleada le pedía a Reynaga que fuera a cambiar los pesos argentinos a la moneda local. "‘Pero cómo me voy a ir del hospital si mi amigo está agonizando", respondió ante la solución poco practica. "Entre la cajera y la sala donde estaba Alejandro solamente nos separaba una ventana con una cortina y se escuchaba todo lo que Alejandro estaba sufriendo", recordó su amigo.

Pese a ello, los amigos salteños de Benítez trataron de realizar el cambio pero no lo lograron y regresaron al hospital. Seguido de ello, Emmanuel no dudó en ofrecer su vehículo a la cajera: "‘¿Vamos a dejar que mi compañero muera por mil pesos bolivianos? No se trata de un argentino, es una persona que sufre como todos nosotros’, le decía, pero decía que no podía. Ahí fue cuando le dije que le entregaba mi moto".

La mujer llamó a la ambulancia y sostuvo que habían unos 15 minutos de espera, pero ya había pasado alrededor de dos horas y media desde que el argentino se encontraba agonizando a solo una pared de distancia de ellos. 

Alejandro falleció de un paro respiratorio. "Obviamente con mis compañeros nos abrazamos y nos fuimos en lágrimas. Era la impotencia de cómo se podía ver a nuestro amigo muriendo y nadie hacía nada", lamentó.

Lamentablemente la poca empatía como la inhumana actitud del personal de salud no terminó ahí. "Nos sentamos en el piso fuera de la sala y se acercó la misma señorita y nos acercó una factura y nos dijo: ‘Esto es todo lo que tienen que pagar’, retomó Suares. "Yo la miré con cara de bronca y le digo: ‘Mi amigo se acaba de morir’ y me dijo: ‘Sí, sí, no importa pero para llevarse el cuerpo tiene que pagar todo’".

Y lo que les sucedió a continuación fue casi una tortura porque llegaron los agentes de la policía y los obligaron a ser testigos de la autopsia. "Nos hicieron firmar para ser testigos de lo que estaban haciendo", reveló el hombre y calificó al procedimiento como "una carnicería".

Lo más impactante del relato de Suares fue cuando contó que "con un serrucho le abrieron el pecho, con un serrucho le abrieron el cráneo, nos hicieron ver todo, las costillas que estaban quebradas, todos los moretones. Todo. Como si fuéramos estudiantes. Todo lo vimos".

"Y sin decirte que tuvimos que pagar la autopsia. Tuvimos que volver a todas las farmacias a comprar las gasas, las agujas, los hilos para que lo vuelvan a cerrar. Un infierno fue lo que hemos vivido ahí", dijo.

La familia y amigos de Alejandro piden justicia ante la horrible e inhumana posición que tomaron el personal de salud de Bolivia. Esperan que nadie nunca tenga que vivir lo que ellos pero que se haga justicia por el abandono que pasó su amigo.

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