La CGT quiere organizar un homenaje de los trabajadores al papa Francisco

La CGT analiza la realización de un homenaje al papa Francisco, aunque sus dirigentes aún están debatiendo qué características tendrá y la fecha ideal para rendirle tributo a un “abanderado de la defensa de los trabajadores”, según lo caracterizó un importante jefe cegetista.
La muerte de Jorge Bergoglio, que conmocionó a la dirigencia sindical, aunque se trataba de una noticia que esperaba por su delicado estado de salud, motivó intensos intercambios de llamados y mensajes para “hacerle justicia” al Papa, aunque no está claro si alguno de los máximos líderes de la CGT viajará al Vaticano para participar de su funeral, al que, según confirmó, asistirá Javier Milei.
De alguna forma, los miembros de la CGT quieren potenciar el perfil “social” que tuvo el papa Francisco como una manera de diferenciarse del gobierno libertario y cuestionar sus políticas.
El año pasado, los gremialistas tuvieron una fuerte presencia en la agenda del Papa Francisco, en una nueva ratificación de la fuerte influencia que ejerce la figura del Sumo Pontífice en el sindicalismo argentino, cuya dirigencia concurrió periódicamente al Vaticano para saludarlo, hablar con él y llevarse como trofeo una foto: esa imagen suele estar en un lugar destacado de las oficinas de cualquier dirigente de peso, como si de esa forma se confirmara el poder que tiene.
La propia CGT fue recibida por Bergoglio el 16 de septiembre pasado, en la primera visita que mantuvieron desde que la actual conducción fue elegida en 2021. En el encuentro, que fue distendido y se extendió durante media hora, los sindicalistas le plantearon un cuadro crítico de la situación política y socioeconómica de la Argentina por las políticas del gobierno de Milei y coincidieron en la necesidad de defender “la dignificación del trabajo” y procurar “el diálogo social para resolver de manera tripartita los principales problemas que vive nuestro país”.
Sin embargo, el Papa se cuidó mucho durante la charla de no decir nada que pudiera utilizarse políticamente. Por eso, luego de darle la bienvenida a la delegación de 13 sindicalistas, comenzó hablando de “la importancia que tiene la dignificación en el trabajo, como un valor trascendental y un ordenador social que está alineado con los principios de la doctrina social de la Iglesia”.
Bergoglio escuchó atentamente las críticas de sus interlocutores a Milei, pero ante cada intervención de los dirigentes de las CGT no dijo nada y limitó a cerrar sólo con un “gracias”.