“Te abrí las puertas de mi casa”: la desgarradora frase de la mamá de Catalina a Néstor Aguilar Soto

NacionalesEl jueves Por prensa
Comenzó este jueves el juicio por el femicidio de la joven estudiante de Arquitectura. Se lleva a cabo en la Cámara 11ª del Crimen de la ciudad de Córdoba.
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Con remeras blancas con la foto de Catalina Gutiérrez, unas 40 personas –entre amigos y familiares de la joven– se hicieron presentes este jueves en Tribunales II para presenciar el inicio del juicio por su femicidio. La joven fue asesinada en julio de 2024 y por el hecho está acusado su amigo y compañero de facultad, Néstor Aguilar Soto, de 21 años en ese momento.

Cerca de las 10 arrancó la primera audiencia en la Cámara 11° del crimen de la ciudad de Córdoba, con la presencia de ocho jurados populares y el tribunal técnico integrado por los camaristas Horacio Augusto Carranza (presidente), Susana Frascaroli y María Gabriela Rojas Moresi.

 
En una audiencia cargada por la conmoción y la tristeza, declararon Eleonora Carranza, mamá de Catalina; Lucía Gutiérrez, hermana de la víctima; y Ezequiel García, el novio de la joven al momento del hecho. El relato de Eleonora fue desgarrador y provocó llantos en las personas que seguían el juicio desde la “sala espejo” de Tribunales, junto a la prensa.

Al inicio del proceso se leyó la acusación contra Aguilar Soto y luego el fiscal de Cámara, Marcelo Sicardi , explicó al jurado popular los detalles de la acusación y qué implican los dos agravantes de homicidio en este caso: alevosía y violencia de género.

 
Sicardi dijo que la alevosía se da cuando el asesino busca matar sin que la víctima pueda defenderse ni buscar ayuda. En este caso será clave que Aguilar Soto hizo bajar a la joven del auto y la convenció para entrar a su casa antes de ir al Patio Olmos, donde se reunirían con sus amigos.

También explicó las condiciones necesarias para que se dé un contexto de violencia de género: cuando el hombre se ubica en una posición de superioridad a la mujer. Se refirió a distintas modalidades: física, sexual, psicológica, económica y simbólica.

En este aspecto será crucial el análisis de la relación que ambos tenían y los elementos que surjan del análisis de mensajes telefónicos, junto a testimonios de los allegados. De la instrucción surge que Aguilar Soto celaba a Catalina y demandaba constantemente su atención.

Luego, expuso el abogado Carlos Hairabedian, quien representa la querella de la familia junto a Santiago Capdevila y acompaña la acusación de la fiscalía. Luego hizo lo propio la abogada defensora de Aguilar Soto, Ángela Burgos, quien discutirá en el juicio los agravantes de alevosía y violencia de género para intentar que su defendido no recibe la pena máxima, que es la de prisión perpetua.

 
Ayer, el tribunal marcó en reiteradas oportunidades las actitudes de la abogada defensora, quien se extendió en su alocución en la presentación del caso y por la forma en la que hacía preguntas a los testigos. Néstor Aguilar Soto no declaró en la audiencia, aunque su abogada indicó que lo hará en otro momento del juicio.

De los tres testimonios del jueves, el primero fue el de Eleonora Carranza, madre de Catalina. Su intervención fue desgarradora: contó cómo era Catalina, los detalles del último día de la joven y cómo iniciaron su búsqueda cuando ya no contestaba su teléfono celular.

Visiblemente conmocionada y a pocos metros del asesino de su hija, Eleonora contó que Néstor iba regularmente a su casa, hacía trabajos de la facultad junto a su hija, y hasta compartía comidas junto a la familia. “Yo te abrí las puertas de mi casa, Néstor”, le dijo al imputado.

Desde el momento en que la mujer comenzó a declarar, Aguilar Soto mantuvo la vista baja y lloró por momentos. Por lo bajo, le dijo a la mamá “Perdoname”, lo que ameritó la intervención del tribunal para aclarar que el acusado no puede dirigirse a los testigos. Sin embargo, Eleonora dijo que quería contestarle. “La única que te puede perdonar es Catalina, y ella ya no está”, le respondió.

Con remeras blancas con la foto de Catalina Gutiérrez, unas 40 personas –entre amigos y familiares de la joven– se hicieron presentes este jueves en Tribunales II para presenciar el inicio del juicio por su femicidio. La joven fue asesinada en julio de 2024 y por el hecho está acusado su amigo y compañero de facultad, Néstor Aguilar Soto, de 21 años en ese momento.

Cerca de las 10 arrancó la primera audiencia en la Cámara 11° del crimen de la ciudad de Córdoba, con la presencia de ocho jurados populares y el tribunal técnico integrado por los camaristas Horacio Augusto Carranza (presidente), Susana Frascaroli y María Gabriela Rojas Moresi.

 
En una audiencia cargada por la conmoción y la tristeza, declararon Eleonora Carranza, mamá de Catalina; Lucía Gutiérrez, hermana de la víctima; y Ezequiel García, el novio de la joven al momento del hecho. El relato de Eleonora fue desgarrador y provocó llantos en las personas que seguían el juicio desde la “sala espejo” de Tribunales, junto a la prensa.

 
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Javier Colomer
Al inicio del proceso se leyó la acusación contra Aguilar Soto y luego el fiscal de Cámara, Marcelo Sicardi , explicó al jurado popular los detalles de la acusación y qué implican los dos agravantes de homicidio en este caso: alevosía y violencia de género.

 
Sicardi dijo que la alevosía se da cuando el asesino busca matar sin que la víctima pueda defenderse ni buscar ayuda. En este caso será clave que Aguilar Soto hizo bajar a la joven del auto y la convenció para entrar a su casa antes de ir al Patio Olmos, donde se reunirían con sus amigos.

También explicó las condiciones necesarias para que se dé un contexto de violencia de género: cuando el hombre se ubica en una posición de superioridad a la mujer. Se refirió a distintas modalidades: física, sexual, psicológica, económica y simbólica.

 
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En este aspecto será crucial el análisis de la relación que ambos tenían y los elementos que surjan del análisis de mensajes telefónicos, junto a testimonios de los allegados. De la instrucción surge que Aguilar Soto celaba a Catalina y demandaba constantemente su atención.

 Comienza el juicio por la muerte de Catalina Gutiérrez. (La Voz)
Luego, expuso el abogado Carlos Hairabedian, quien representa la querella de la familia junto a Santiago Capdevila y acompaña la acusación de la fiscalía. Luego hizo lo propio la abogada defensora de Aguilar Soto, Ángela Burgos, quien discutirá en el juicio los agravantes de alevosía y violencia de género para intentar que su defendido no recibe la pena máxima, que es la de prisión perpetua.

 
Ayer, el tribunal marcó en reiteradas oportunidades las actitudes de la abogada defensora, quien se extendió en su alocución en la presentación del caso y por la forma en la que hacía preguntas a los testigos. Néstor Aguilar Soto no declaró en la audiencia, aunque su abogada indicó que lo hará en otro momento del juicio.

 
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Córdoba. El padre de Catalina Gutiérrez teme que el juicio contra Néstor Soto se dilate aún más
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Relato desgarrador
De los tres testimonios del jueves, el primero fue el de Eleonora Carranza, madre de Catalina. Su intervención fue desgarradora: contó cómo era Catalina, los detalles del último día de la joven y cómo iniciaron su búsqueda cuando ya no contestaba su teléfono celular.

Visiblemente conmocionada y a pocos metros del asesino de su hija, Eleonora contó que Néstor iba regularmente a su casa, hacía trabajos de la facultad junto a su hija, y hasta compartía comidas junto a la familia. “Yo te abrí las puertas de mi casa, Néstor”, le dijo al imputado.

Desde el momento en que la mujer comenzó a declarar, Aguilar Soto mantuvo la vista baja y lloró por momentos. Por lo bajo, le dijo a la mamá “Perdoname”, lo que ameritó la intervención del tribunal para aclarar que el acusado no puede dirigirse a los testigos. Sin embargo, Eleonora dijo que quería contestarle. “La única que te puede perdonar es Catalina, y ella ya no está”, le respondió.

Tanto Eleonora, como luego Lucía (hermana de Catalina) y Ezequiel (el novio), coincidieron en el relato de ese día. El miércoles 17 de julio, el grupo de amigos de la facultad de Arquitectura de Catalina y Néstor quedaron para reunirse en el bowling del Patio Olmos, para el Día del Amigo. La cita era a las 20, pero Catalina no pudo llegar a esa hora. En ese momento recibió fuertes reproches de Aguilar Soto por no llegar a tiempo. Enojado, el joven se volvió a su casa. Ante ello, Catalina decidió buscarlo en el auto, cerca de las 21.20.

Salió en el Renault Clio de su mamá desde su casa de barrio Inaudi y llegó hasta barrio Jardín, donde Néstor residía solo. Allí, él la hizo entrar y le habría reprochado su demora. Por el registro de cámaras de la zona, Catalina sólo estuvo adentro de la casa 10 minutos. Allí, Néstor la habría golpeado y asfixiado, para luego cargar el cuerpo en el auto. Luego, condujo hasta un baldío en barrio Kenedy, donde intentó prender fuego al vehículo, con Catalina adentro.

“A las 22.30 empecé a escribirle a Catalina y no me respondía. Yo no fui a esa juntada porque estaba con mi familia que había venido a visitarme”, dijo Ezequiel, novio de la víctima.

Preocupado porque no le llegaban los mensajes, decidió dar aviso a la mamá de Catalina, y Eleonora le comenta a su hija Lucía. Fue la joven quien aportó la ubicación del celular de Catalina, ya que ambas tenían teléfonos de marca iPhone y siempre tenían activadas sus ubicaciones por seguridad. “Mamá, está en la casa de Néstor, quedate tranquila”, le dijo.

Pero Catalina no respondía. Tanto Ezequiel como Eleonora llamaron a Néstor, quien les respondió en forma fría lo mismo a los dos: “Acá no está. Me dejó clavado como siempre”. Fue entonces que Eleonora, su marido y su hija fueron a la comisaría, mientras que Ezequiel pasó a buscar a Néstor en su auto para iniciar una búsqueda por el barrio, pensando en la hipótesis de un robo.

Mientras estaba en la comisaría, Lucía detectó que el celular de Catalina marcaba una nueva ubicación: la del lugar donde Néstor había dejado el cuerpo. La Policía fue y confirmó lo peor. “Ahí se desató el caos. Allí se quebró mi mundo”, dijo ayer Eleonora, quebrada por el recuerdo.

En ese momento, le avisaron a Ezequiel quien estaba con el propio Aguilar Soto en el auto y una amiga más. “Cuando nos dicen que Catalina estaba muerta, paré el auto. Estábamos en la Circunvalación. Néstor se agarraba la cabeza, gritaba”, rememoró el novio de la joven.

Cuando los tres llegaron a la comisaría, Néstor abrazó a Eleonora y le dijo: “¿Quién le pudo hacer esto a Catalina?”. Todos relataron que Aguilar Soto estaba en ese momento muy preocupado buscando un cargador de celular. Nadie sospechó de él. Sólo la mamá de Catalina, que pasada la medianoche, en confianza con su hija y marido, les dijo que creía que podría haber sido Néstor el asesino. La Policía lo detuvo horas después.

“Una relación de amistad tóxica”
Tanto Ezequiel como Lucía describieron la relación entre Catalina y Néstor como “una relación de amistad tóxica”, definida así por los planteos que le hizo en algunas oportunidades el joven, quien demandaba pasar más tiempo con ella.

Ellos se conocían desde 2022, en la Facultad de Arquitectura de la UNC. En marzo de 2024, Catalina se puso de novia con Ezequiel, lo que habría generado celos en su amigo. Pero no muchos conocían sobre esos planteos: sólo su hermana y su novio.

Eleonora dijo que Néstor frecuentaba su casa, y que Catalina lo buscaba y lo traía de la facultad. “Ella se sentía segura con él y hacían trabajos juntos. Yo le decía a Catalina que lo invite a comer a casa porque su familia vivía en el sur y él estaba solo acá estudiando. La idea era ofrecerle el calor de un hogar”, dijo. Y a continuación se dirigió a él: “Te abrí las puertas de mi casa, Néstor”.

Las audiencias continuarán este viernes en la Cámara 11° del Crimen.

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