Durante la inspección, se incautaron 6.120 kilos de alimentos y 460 litros de bebidas en mal estado o fuera de norma. La clausura se llevó a cabo en el establecimiento ubicado en la intersección de las calles Miguel Muñoz y Güemes, y dejó expuesta una serie de infracciones que comprometen la seguridad alimentaria de los vecinos.

Entre los productos incautados, las autoridades detectaron alimentos congelados sin rotulación, pollos y pescados almacenados de forma inadecuada y fuera de los estándares de seguridad. Además, se encontraron bebidas y otros artículos con fechas de vencimiento que datan de 2022.

El titular de Comercio, Diego Zúñiga, explicó que este comercio ya había sido infraccionado en seis ocasiones durante el año, siempre por motivos similares. La reincidencia y la acumulación de advertencias incumplidas fueron factores determinantes para proceder con la clausura.

Una de las irregularidades más alarmantes fue el descubrimiento de que la familia propietaria del supermercado vivía dentro del local, una práctica prohibida por el Código de Comercio. Esta situación, además de ser ilegal, pone en riesgo tanto a los habitantes como a los consumidores que frecuentan el lugar.

Como parte del protocolo, la mercadería secuestrada fue trasladada y destruida bajo estrictas normativas de seguridad alimentaria. El municipio enfatizó la importancia de mantener controles regulares y rigurosos para prevenir que situaciones similares se repitan.