A medida que se transita la ruta desde Tel Aviv hacia el norte de Israel, la tensión que invade las distintas realidades del país saltan a la vista. Distintas ciudades de esa región fueron evacuadas desde el 7 de octubre, pero la tensión escaló cuando Israel lanzó la semana pasada la ofensiva terrestre sobre el territorio libanés.

A 40 kilómetros de la frontera con el Líbano, el lugar donde se concentran las mayores operaciones israelíes contra el grupo terrorista, la situación deriva en un contexto total de guerra, con ciudades evacuadas, sonido permanente de aviones militares y drones y una alteración constante de las geolocalizaciones de los celulares.

Israel pidió evacuar 25 localidades en el sur del Líbano, lo que indica que la estrategia del Gobierno de Benjamín Netanyahu es avanzar hasta tanto logre dejar sin capacidad de ataque al grupo terrorista Hezbollah, que concentra sus operaciones justamente allí.

“Creemos que la estrategia de Israel en este caso será mucho más cautelosa que la que tuvo en la Franja de Gaza con el grupo Hamas, porque se está enfrentando a una milicia muy preparada y en un terreno mucho más complejo porque es una zona montañosa”, aseguró el combatiente Aaron Kababie.

La totalidad de las tropas que combatían en Gaza fueron trasladadas al norte del país, porque allí se concentra la mayoría de las operaciones militares. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, prometió a quienes tuvieron que desplazarse al norte del país que volverán a sus hogares y por eso continuará la ofensiva en el Líbano.

Efectivamente, el Líbano sigue recibiendo bombardeos de Israel en las zonas cercanas a Beirut y según el Ministerio de Sanidad libanés, más personas han sido desplazadas tanto dentro del país como hacia el exterior.

Estados Unidos evalúa junto con Israel cuál puede llegar a ser la respuesta del Gobierno de Netanyahu, ante los más de 180 misiles que lanzó Irán hace dos días sobre territorio israelí.