DESCUBREN LA PRIMERA FOSA COMÚN DE UNA MASACRE INDÍGENA

Nacionales03 de octubre de 2023 Por Betina Almada
El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) identificó el lugar donde se presume que fueron enterradas las víctimas en 1887.
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Antropólogos del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) identificaron el lugar donde se presume que fueron enterradas las víctimas de la masacre de San Antonio de Obligado de 1887, en lo que constituye el primer hallazgo de una fosa común vinculada con una masacre indígena perpetrada por el Estado Argentino, según informaron este lunes la abogada de las comunidades y el colectivo Guías que acompañaron las tareas.

El hallazgo de restos humanos se produjo el pasado 27 de septiembre, en el marco de los sondeos que el antropólogo Juan Nobile, del EAAF, venía realizando desde marzo en esta localidad santafesina a pedido de la Fiscalía Federal de Reconquista, que está investigando los hechos de cara a la realización de un juicio por la verdad histórica, el primero por delitos de lesa humanidad cometidos por las fuerzas de seguridad del Estado en el siglo XIX.

"Es histórico porque se trata del hallazgo de la primera fosa común de una masacre indígena llevada a cabo del Estado argentino", dijo a Télam el antropólogo Fernando Pepe, coordinador del Área de Identificación y Restitución de Restos Humanos Indígenas y Protección de Sitios Sagrados del INAI, y estuvo presente en el descubrimiento realizado en la localidad santafesina de San Antonio de Obligado.

"En Argentina tenemos ubicada una fosa común más antigua en Mendoza, pero como parte del genocidio indígena cometido por los españoles, y el EAAF está en plena búsqueda de la fosas comunes de la masacre de Napalpí" que aún no fueron encontradas, explicó este miembro fundador del Colectivo Guías, organización que viene colaborando fuertemente con la producción de pruebas en la causa a través de la investigación y análisis de documentación histórica.

Cintia Chávez, la abogada que representa a las comunidades qom y mocoi descendientes de los indígenas fusilados en 1887, explicó que el hallazgo tuvo "una carga emotiva muy fuerte", ya que previo a los inicios de esa jornada de excavaciones se realizó una ceremonia para solicitar permiso "a nuestros ancestros que yacen en ese territorio" y bendecir la tarea de los investigadores, de la que participaron autoridades estatales, indígenas y el obispo José Ángel Masín.

"Pero, además, la primera palada para encontrar los restos la realizó (el cacique) Ariel Chará de la comunidad Qompi, que después nos contó la enorme emoción que le causó el haber encontrado a sus abuelos", dijo.

La aparición de un cráneo humano de un adulto o adulta joven fue lo que dio a los investigadores el primer indicio concreto de que allí están enterradas las víctimas de la masacre, pero no pudieron seguir adelante con las excavaciones porque la orden era detener los trabajos cuando se encontraran restos óseos y hasta tanto la justicia produzca una nueva solicitud, en este caso de exhumación y peritaje de todos los cuerpos que allí se encuentren.

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