Australia sacrifica a 750 koalas con francotiradores desde helicópteros

El Parque Nacional de Budj Bim, en el estado australiano de Victoria, fue el escenario de un devastador incendio forestal que arrasó más de 2 mil hectáreas de vegetación en marzo de este 2025. La catástrofe no solo arruinó el paisaje natural del sur del país, sino que también afectó de manera crítica a una de sus especies más emblemáticas: el koala.
Decenas de ejemplares resultaron heridos, deshidratados o al borde de la inanición, al quedar atrapados en un entorno donde el alimento escasea y las condiciones para sobrevivir se han vuelto extremas.
Como respuesta a esta emergencia ecológica, el Departamento de Energía, Medio Ambiente y Clima del estado de Victoria (Australia) autorizó lo que denominó una “matanza humanitaria” y sacrificó hasta 750 koalas mediante disparos desde helicópteros con francotiradores.
Las autoridades explicaron que esta medida era parte de una estrategia inédita en la región para evitar que los animales siguieran sufriendo por sus heridas y condiciones extremas. Incluso la primera ministra del estado, Jacinta Allan, defendió la decisión y abogó que implementó después de evaluaciones rigurosas que demostraban que los ejemplares afectados no podían sobrevivir.
A pesar de los argumentos oficiales, la decisión desató una fuerte polémica e indignación tanto a nivel nacional como global. Especialistas en conservación y defensores de los derechos animales consideraron esta operación como un precedente alarmante en la forma en que las autoridades australianas manejan la fauna silvestre en eventos catastróficos.
La ejecución de los koalas desde helicópteros fue severamente cuestionada por representantes políticos y organizaciones dedicadas a la protección de la fauna. El diputado del partido Justicia Animal, Georgie Purcell, denunció ante el diario Herald Sun que no se estaban tomando las precauciones necesarias para determinar si las hembras abatidas llevaban crías en sus bolsas marsupiales. Añadió que la operación no contaba con los controles éticos ni técnicos adecuados para garantizar que solo se sacrificaran ejemplares en condiciones terminales.
En la misma línea, Jess Robertson, presidenta de la Alianza por los Koalas, subrayó la imposibilidad de hacer una evaluación certera del estado de salud de un animal desde el aire.
“No hay forma de saber si un koala está realmente en malas condiciones solo mirándolo desde un helicóptero”, afirmó. La falta de transparencia y de protocolos públicos para estas acciones ha encendido las alarmas de diversas organizaciones internacionales, que ven en este tipo de medidas un retroceso en la protección de la biodiversidad australiana.
El diario El País Además del debate ético, muchos expertos señalan que esta acción podría ser la base de un precedente peligroso. “Estamos normalizando la idea de que matar animales en masa es una forma válida de gestión ambiental”, advirtieron miembros de distintas asociaciones ecologistas. Esta preocupación se intensifica ante la inminente amenaza de nuevos incendios forestales producto del cambio climático, lo que podría provocar escenarios similares en otras regiones del país e incluso del mundo.