Catalina Gutiérrez y Néstor Aguilar Soto se conocieron en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Córdoba. Al poco tiempo comenzaron a compartir grupos de trabajos prácticos. Se hicieron grandes amigos, hasta se pusieron apodos: “Cata” y “Nuni”. Eran tan allegados que compartieron un viaje grupal a Rosario.

Ella vivía junto a su familia en barrio Inaudi. Seguía los pasos de su padre y soñaba con diseñar grandes obras. Solía acompañar a Marcelo Gutiérrez al nuevo Concejo Deliberante de la ciudad, es uno de los arquitectos encargados del edificio.

De a pocose fue convirtiendo en una chica de las redes. Solía promocionar fiestas, peluquerías, vapeadores, algo de ropa y hasta posteaba canciones que cantaba. Había logrado más de 80 mil seguidores en Instagram.

Él, oriundo de Bariloche, vivía en una casa que alquilaba en barrio Jardín, próximo a la Ciudad Universitaria y a Catalina. En su ciudad natal lo conocían como “Tito”. Mucho más reservado que su amiga. Se investiga si es hijo de una funcionaria municipal de la ciudad patagónica.  

Como es habitual entre los estudiantes, se juntaban en diferentes casas para terminar alguna presentación o repasar antes de un examen. “Nuni” cenó muchas veces en la casa de barrio Inaudi, junto a la familia de “Cata”.

Mantenían una excelente relación personal como virtual. Se comentaban en las publicaciones que hacían en sus redes social. Hace unos seis meses, Néstor estaba de vacaciones en su ciudad natal y respondió a un posteo de Gutiérrez en Achiras: “Lindo, pero más lindo es Bari (por Bariloche), así que vení que te extraño”. Ella le respondió: “Te extraño más”.

La noche más larga
El miércoles organizaron una salida como previa del día del amigo. El lugar elegido fue el bowling en el Patio Olmos. Allí, el “grupo de amigos” iban a compartir una noche de juegos y diversión.

La joven influencer le pidió el auto, un Renault Clio, a su madre. El plan era pasar por la casa de Néstor y llegar juntos al Shopping. Catalina estacionó en Luis Podestá Costa al 3100, frente a la casa de su amigo. Él estaba solo y le pidió que baje. Eran aproximadamente las 21.30.

Una vez adentro ambos hablaron y una discusión subida tono habría desencadenado el peor final.

Para los investigadores de la causa, Néstor no habría soportado el rechazo de Catalina a una propuesta de amor. Para los especialistas en conductas adolescentes “cometer ese acto demuestra una tolerancia bajísima a la frustración. Cuando un hombre se enamora de una mujer cree que es propiedad suya. Lamentablemente, así se aprende la masculinidad en el hombre”.

La escena que recrean quienes están inmersos en dilucidar cada detalle, describen un puñetazo de Néstor en la cara a su amiga y una estrangulación tomándola del cuello con las manos. El joven es practicante de calistenia, una actividad física que requiere de mucha fuerza corporal.

Así lo marcan los primeros resultados de la autopsia como causal de muerte. El cuerpo tenía golpes y quemaduras. La principal hipótesis es que Soto la habría matado en su casa. Luego la cargó hasta el auto y la acostó en el asiento trasero del Renault Clio. Subió y condujo a velocidad hasta un descampado a pocos kilómetros de su vivienda.

El auto quedó abandonado en la calle Pedro Echagüe al 3900, en barrio Ampliación Kennedy.

Habían pasado 60 minutos desde que Catalina llegara a buscarlo para ir al Patio Olmos. Una cámara de seguridad urbana difundida por Canal Doce captó al vehículo sobre avenida Valparaíso, en el cruce con la calle José Guardado. Eran las 22.20 de la noche del miércoles cuando pasó por ese lugar, con la joven en el asiento trasero. Falta establecer si ya se encontraba sin vida o en estado de inconsciencia.

Allí intentó prender fuego al auto para ocultar pruebas. Los nervios le impidieron concluir sus planes. Quiso usar alcohol y las llamas se apagaron. Néstor escapó del lugar. Regresó a su casa y habría comenzado a lavar la ropa que estaba usando.

Según reveló Perfil Córdoba, los profesionales advirtieron que el cadáver de Catalina presentaba múltiples lesiones en diferentes aéreas. También posee quemaduras, que se habrían producido luego del deceso y se descartó que la víctima haya sufrido abuso sexual.

Se ordenaron allanamientos en su casa. Encontraron la segunda pista clave: un anillo de la víctima. Un investigador ligado al caso aseveró a Cadena3 que "Se le cayó durante el forcejeo. Ya no hay dudas de que ella estuvo allí adentro".

La investigación por el crimen de Catalina podría pasar a una fiscalía especializada si se modifica la actual calificación sumándole el agravante de violencia de género.

Para el fiscal interviniente José Mana “el caso está resuelto”. Néstor Daniel Aguilar Soto es el autor de la muerte de Catalina Gutiérrez.

Marcelo, el papá de “Cata” dijo: "Lo único que quiero es justicia y que se pudra en la cárcel. Es un demente, de otra manera no se puede llamar a esa persona. Que pague, y que se pudra en la cárcel toda su vida. No se merece vivir en esta sociedad este enfermo mental".