La Tierra se encuentra actualmente afectada por una intensa tormenta geomagnética desencadenada por una eyección de masa coronal directamente impactando nuestro planeta. Esta situación disparó las alertas del Centro de Predicción del Clima Espacial (SWPC) de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), que ha estado monitoreando el fenómeno y emitiendo advertencias desde el sábado.

Estos organismos manifiestan total desconocimiento sobre las posibles consecuencias de esta tormenta. Sin embargo, los efectos pueden ser múltiples, desde la posibilidad de avistamiento de auroras boreales en latitudes insólitas, hasta potenciales perturbaciones en las redes de comunicaciones y sistemas de navegación.

El coordinador de programas del SWPC, Bill Murtagh describió que este fenómeno es “el Sol lanzando un imán al espacio”. No obstante, las consecuencias de estas tormentas pueden ir más allá de los fenómenos luminosos, como interferencias de las operaciones satelitales, sistemas de navegación y comunicación, toda la red eléctrica podría estar en riesgo.

La NOAA clasifica la intensidad de estas tormentas mediante su escala de G1 a G5, y la de este fin de semana es una tormenta geomagnética severa G4. Según la científica Dolores Knipp, es importante emitir alertas ante actividad solar mayor para prevenir a operadores de sistemas críticos. La actual tormenta representa una de las mayores perturbaciones en el campo magnético terrestre, con “variaciones de intensidad entre niveles inferiores y condiciones severas durante el evento”.

Este evento se inscribe en el pico del Ciclo Solar 25, un período de aproximadamente 11 años durante el cual el Sol invierte sus polos norte y sur. Estos ciclos solares son cruciales para entender la frecuencia y la intensidad de las tormentas geomagnéticas, indicando que podríamos estar entrando en un período de mayor actividad solar y, por lo tanto, de eventos espaciales más impactantes.