INVESTIGACIÓN IDENTIFICÓ CÓMO EL VIRUS DEL DENGUE DESACTIVA LAS DEFENSAS DEL CUERPO

Salud y Bienestar 29 de mayo de 2023 Por Agostina Morales
El resultado del estudio, que se publicó hoy en la revista PNAS de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, podría ser utilizado para que se realice el diseño de vacunas universales con mayor eficacia contra los cuatro serotipos del virus del dengue.
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Pese al aumento de la incidencia de casos durante las últimas dos décadas, aún se desconoce con exactitud cómo el virus del dengue logra replicarse en el organismo humano y superar la respuesta del sistema inmune. Investigadores de la Argentina consiguieron descubrir uno de sus mecanismos del patógeno.

El dengue es la enfermedad viral transmitida por mosquitos más prevalente en el mundo y era más frecuente en zonas tropicales y subtropicales del planeta. Pero con el calentamiento global, que incluyó el aumento de las temperaturas promedio como consecuencia de actividades humanas, las poblaciones de mosquitos han aumentado su presencia en zonas en las que antes no estaban.

El método de prevención más recomendado es la acción constante de eliminación de criaderos de mosquitos y larvas en los hogares, los lugares de trabajo, los edificios públicos y en sus alrededores.

La inmensa mayoría de las personas que se contagian el virus son asintomáticas. O son casos leves, con fiebre, dolor en las articulaciones y en los músculos, entre otros, y se autolimitan. Por lo que el número real de casos de dengue no está claro.

El estudio empezó con una pregunta muy amplia. “Llevamos más de 20 años trabajando sobre la infección del dengue y en esta oportunidad nos preguntamos cómo interactuaban las proteínas del virus con las proteínas de las células humanas”, contó a Infobae la doctora Andrea Gamarnik, investigadora en virología molecular de la Fundación Instituto Leloir y el Conicet en Buenos Aires.

Cuando entra en una célula, el virus busca infectar y multiplicarse. Pero se gatillan los sistemas antivirales innatos contra el patógeno. Pero el virus se protege y desata respuestas para contrarrestar los ataques celulares. Si el virus gana esa primera batalla, la infección avanza, la persona puede enfermar y manifestar síntomas.

En cambio, si el sistema inmune de la célula gana, el virus desaparece, y la “pelea” se termina, según describió Mora González López Ledesma, quien fue la primera autora del trabajo.

Para responder a la pregunta inicial, utilizaron técnicas de biología molecular y proteómica. Les llamó la atención que una proteína del virus, llamada NS5, se pegaba a otra presente en la célula, la desactivaba y la eliminaba. Entonces indagaron por qué el virus hacía ese proceso.

“Encontramos un mecanismo por el cual una proteína del virus que se llama NS5 consigue degradar a una proteína que se encuentra en las células humanas. Esta proteína es ERC1 y tiene acción antiviral. Pero gracias al mecanismo identificado, el virus logra contrarrestarla”, señaló la científica Gamarnik.

Otro detalle clave es que el mecanismo descubierto se encuentra activo en el serotipo 2 del virus del dengue. No está en el serotipo 4. Hasta ahora se sabía que el serotipo 2 resulta ser más agresivo con más pacientes, y se lo asocia con mayor mortalidad. Esa “agresividad” podría deberse -en parte- a que el serotipo 2 cuenta con el mecanismo ahora reportado.

“Al cambiar sólo un aminoácido de la proteína NS5 del serotipo 2 podemos simular lo que ocurre en el serotipo 4. Por eso, estimamos que, con esta información, se podrían obtener vacunas con una mayor eficacia contra los diferentes serotipos, incluyendo al 2”, detalló Gamarnik, quien recibió el Premio Investigadora de la Nación de Argentina el año pasado.

Las vacunas que se han aprobado hasta ahora para dengue son del tipo virus atenuado. Es decir, contienen virus que no tienen la capacidad de causar enfermedad. Los resultados del trabajo podrían ayudar a que haya vacunas con mayor eficacia contra el serotipo 2.

Entre los coautores del trabajo estuvieron Guadalupe Costa Navarro, Horacio Pallaresa, Ana Paletta, Federico De Maio, Santiago Oviedo Rouco, Luana de Borba, Diego Ojeda, Ana Ceballos, entre otros.

Para hacer el estudio recibieron subsidios de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (AGENCIA I+D+i) y los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos (NIH).

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