JUICIO A LOS RUGBIERS: DECLARÓ MÁXIMO THOMSEN

Policiales 16 de enero de 2023 Por Agostina Morales
El rugbier que está acusado de darle la patada mortal a Fernando Báez Sosa pidió hablar ante el tribunal después de la declaración de su mamá, Rosalía Zárate.
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Thomsen lloró mientras escuchaba a su madre y volvió a llorar mientras recordaba la noche del ataque mortal.

En el inicio de la tercera semana, Thomsen decidió romper el pacto de silencio. “Escuche cosas sobre mi, años, cosas que no reconocía. Hablaban con tanto odio que me hacían doler muchísimo”, sostuvo y remarcó: “No puedo más. No puedo seguir sobrellevando esto, cada día es peor”.

“Ese día nos levantamos a las 13:00. Después de que la noche anterior quisimos salir y no pudimos. Nos habíamos levantando con ganas de divertirnos, por todo lo que nos habíamos esforzado”, comenzó el relato.

Según narró, fueron a un lugar donde había promociones: “A uno de los chicos les gustaba el artista que tocaba en Le Brique y por eso decidimos ir ahí. Fuimos a la playa con dos heladeras con bebidas y nos pusimos a tomar, pusimos música y cuando se estaba haciendo de noche, ya estábamos medios mamados”.

“Dijimos vamos a comprar la entrada ahora y compré las 10 entradas. Uno de los chicos había organizado para ir a la casa de una compañera. Llegamos a la casa, comimos y nos empezamos a preparar para la previa. Había mucha gente de Zarate”, agregó.

Después, Thomsen detalló el momento en el que llegaron al boliche: “Empezamos a tomar y como a las 3.30, 4 de la madrugada decidimos ir para poder ya entrar. Yo fui el primero que entré y fuimos directo a la barra a cambiar la consumición que venía con la entrada”.

“Llegamos a la barra y cuando llegamos, nos quedamos ahí. Estaba ahí tomando con uno de los chicos y estábamos conociendo a una chica, estábamos organizando para hacer una previa con ella al día siguiente. Había tanta gente que se te volcaba el vaso, así que me puse contra la barra y cubría a mi amigo y la chica”, recordó.

Mientras estaba en la barra, escuchó: “Basta de empujar, por favor”; a lo que alguien respondió: “Estamos todos en la misma, no nos podemos mover”. Allí, un amigo le tocó la espalda y, cuando se da vuelta, notó que tenia un chichón.

Segundos más tarde, dijo: “De repente un seguridad lo estaba levantando y le pido que lo deje. El seguridad también me pidió a mi que me fuera. Yo me pongo a preguntar por qué me quieren sacar, si no hice nada. Alguien, de repente, me empieza a asfixiar con una presión y me rendí porque sabia que no podía zafarme”. Al salir del pasillo de la cocina, contó que sintió que le pegaron dos piñas en la costilla.

Una vez fuera de Le Brique, precisó que fue caminando hacía donde estaban sentados sus amigos. En ese momento, vio que uno de sus amigos -no especificó quién- se estaba por meter en una ronda de gente que no conocía: “Cuando veo eso, dije ‘se van a pelear’”.

“Apenas me meto para sacarlo, me pegan una piña en la cara y así reaccione pegando patadas, pero jamás en la vida lo hice con intención de matar a alguien”, dijo.

En ese sentido, intentó justificar su actitud: “Dicen que yo organicé, que soy líder y yo me metí a pelear porque vi que era una persona contra muchos. Era una ronda y mi amigo solo”.

Seguía peleando hasta que otro integrante de su grupo de amigos lo frenó: “Ahí vi que ya nadie estaba golpeando y me fui. Me di la vuelta para ver que venían mis amigos y me fui”.

Thomsen asegura que no tomó conocimiento de la muerte de Báez Sosa hasta el día siguiente. Para él, fue solo “una pelea de un abrir y cerrar de ojos”. Algo normal.

Tras el salvaje ataque, el rugbier llegó a la casa y se puso ropa cómoda porque “tenía la camisa rota”. Un rato más tarde llegó el resto del grupo y fue el último que llegó el que sembró la duda del resultado final de la pelea: “Che, creo que terminó mal”.

No creyó que fuera posible, habían sido unos “pocos segundos”, así que decidió ir a comer al Mc Donalds con Lucas Pertossi. Con la panza llena, volvieron y se fueron a dormir como si nada hubiera pasado.

Según su declaración, recién al día siguiente se enteraron de la muerte de Fernando: “Me acuerdo que nos levantan no sé a qué hora, diciendo que estaba la policía afuera. Salí tercero y cuando estaba por salir el último la policía dijo ‘son ellos’, y nos tiraron al suelo ahí”.

“Tomé conocimiento de la muerte al otro día, porque el 18 cuando estábamos en el suelo nos dijeron si sabíamos qué había pasado y un policía dijo ‘ustedes mataron a un pibe’”, recordó.

En su cabeza, no era posible lo que les decían los oficiales: “Me puse a vomitar. No lo podía procesar porque no lo entendía. Yo en ese momento no presté atención a si Fernando se movía”.

El tribunal le mostró el video de la golpiza y le preguntó si ubicaba a alguno de sus amigos, pero Thomsen no quiso acusar a nadie. “No voy a responder por otra persona. Hoy en día, por todo lo que vi, el que está en el piso es la víctima. Yo cuando entre a la ronda, lo único qué pasó es que recibí el golpe y pegué una patada o dos. No sé si le pegue a Fernando, no recuerdo a quién le pegué ni cómo. En el momento estaba en shock”, contestó.

De todas formas, sí reconoció su bermuda en las imágenes y dijo que la camisa no sabe si era suya. También confirmó que las zapatillas eran las que estaba usando ese 18 de enero.

Antes de finalizar con su testimonio, el rugbier más complicado por el crimen de Fernando Báez Sosa no quiso responder a las preguntas de Fernando Burlando.

“¿Por qué se cambió la ropa?, consultó el abogado. La respuesta de Thomsen fue contundente: “No le voy a responder”. La jueza le dijo que está en su derecho de no continuar con la declaración y así finalizó la decimoprimera audiencia.

Las 5 frases más fuertes de la declaración de Máximo Thomsen

*Quiero pedir disculpas porque jamás en la vida se me hubiese ocurrido tener intenciones de matar a alguien.

*Escuché sobre mí cosas que no reconocía. Hablaban con tanto odio que me hacían doler muchísimo.

*Cuando se estaba haciendo de noche ya estábamos medios mamados. Ya afuera (del boliche Le Brique) fui a donde estaban sentados los chicos. Dije ‘se van a pelear’ y apenas me meto, para sacarlo, me pegan una piña en la cara. Así reaccione pegando patadas. Pero jamás en la vida lo hice con intención de matar a alguien.

*Dicen que yo organicé, que soy líder. Pero yo me metí a pelear porque vi que era una persona contra muchos. Un amigo me tocó y me dijo ‘basta’. Ahí vi que ya nadie estaba golpeando. Y me fui.

*Tomé conocimiento de la muerte al otro día. Un policía dijo ‘ustedes mataron a un pibe’. Me puse a vomitar porque no lo creía. Mi cabeza no lo podía procesar porque no lo entendía.

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