ENCONTRARON LOS RESTOS DE UN PEREZOZO DE HACE 100 MIL AÑOS

Nacionales 01 de noviembre de 2022 Por Betina Almada
Una familia hizo el descubrimiento mientras cavaba un pozo durante una obra de renovación.
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La familia Cáceres, de San Pedro, creció. Alexis, Adriana Olivera y su hijo, Ringo, han sumado un nuevo integrante en las últimas semanas, quien llevaba mucho tiempo escondido en la parte trasera de su casa. No se sabe cuánto tiempo, pero al menos unos 100 mil años.

Es sobre los restos fósiles de un perezoso gigante que apareció en las últimas semanas casi de la nada mientras cavaban un pozo para hacer algunas reparaciones. Un tesoro paleontológico, enterrado en el patio.

El hallazgo tuvo lugar en una casa de la localidad bonaerense de San Pedro. Los Cáceres habían contratado a Leonardo Vanrrell y Maximiliano Seguezza, una pareja de jóvenes de la zona, para cavar un hoyo en el fondo de la casa. Cuando estaban a unos cinco metros de profundidad, encontraron fragmentos de huesos muy frágiles en el sedimento.

El primer problema que encontraron fue el pequeño pozo, de apenas un metro de diámetro, no propicio para bajar a ver un fósil. Con una cuerda y unos escalones improvisados ​​en la pared bajaron hasta el lugar del hallazgo.

Tras una primera limpieza encontraron diferentes trozos de hueso que identificaron como pertenecientes a un perezoso gigante. Un mamífero prehistórico de más de 1.000 kilos.

Los huesos encontrados. (Cortesía Museo Paleontológico Fray Manuel de Torres)
“Creemos que son los restos de un glossotherium (Glossotherium robustum). Estos animales poseían un pelaje denso, sus manos estaban equipadas con poderosas garras y su cuerpo medía unos 3 metros de largo”, explica Aguilar.

“Como todos los géneros de perezosos que se desarrollaron en la prehistoria sudamericana, eran herbívoros y se alimentaban principalmente de hojas y tallos de plantas de tamaño mediano que poblaban la región pampeana”, agregó.

“En el caso de este ejemplar descubierto por casualidad por la familia Cáceres, pudimos extraerle una de las garras, un molar del maxilar superior; algún hueso fragmentado de una de las extremidades y unos 30 huesos dérmicos llamados osteodermos que estos animales desarrollaron dentro de su piel como método de defensa”, explican desde el Grupo de Conservación de Fósiles del Museo.

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