Las principales reformas que impulsó el papa Francisco en su pontificado

Desde su elección el 13 de marzo de 2013, el papa Francisco impulsó una serie de reformas en la Iglesia Católica que transformaron la estructura del Vaticano, la gestión financiera y el papel de la mujer en la institución.
Su enfoque generó apoyo entre sectores progresistas, pero también resistencias dentro de la jerarquía eclesiástica. Con un énfasis en la sinodalidad, la transparencia y la cercanía a las comunidades marginadas, su liderazgo ha redefinido el papel del pontificado en el siglo XXI.
Uno de los cambios más significativos del pontificado de Francisco fue la reforma de la Curia Romana, plasmada en la constitución apostólica Praedicate Evangelium, promulgada en 2022. Esta reorganización buscó hacer de la Iglesia una institución más misionera y menos burocrática.
El Papa quiso descentralizar el poder en la Iglesia y dar más protagonismo a las iglesias locales. La reforma permitió que laicos, incluyendo mujeres, dirijan dicasterios (ministerios vaticanos), una medida sin precedentes en la historia.
También fusionó organismos para reducir duplicaciones y promovió una mayor autonomía para las conferencias episcopales locales, desafiando el tradicional centralismo vaticano.
Francisco ha insistido en que la Curia no debe ser un órgano de poder, sino de servicio, subrayando que “el poder en la Iglesia es servicio”.
Esta transformación generó resistencias entre algunos sectores eclesiásticos que vieron en estos cambios una “desviación de la tradición”.
Desde el inicio de su pontificado, Francisco promovió la transparencia en las finanzas vaticanas, un área históricamente opaca.
El pontífice impulsó una auditoría del Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido popularmente como Banco Vaticano, y reforzó el control sobre inversiones y licitaciones.
En 2014, creó un Secretariado para la Economía y aplicó un marco de inversiones y medidas anticorrupción. Como parte de estas reformas, cerró 5.000 cuentas bancarias sospechosas en el Vaticano.
En 2023, el cardenal Angelo Becciu, ex funcionario de la Secretaría de Estado, fue condenado a cinco años y medio de prisión por fraude financiero, una señal de que las reformas también alcanzaron las altas esferas de la Santa Sede.
Gracias a la reforma de la Curia, los laicos pueden ser jefes de Dicasterios en el Vaticano, como el de la Comunicación y la Secretaría de la Economía, hoy dirigidos por dos laicos, el periodista Paolo Ruffini y el economista español Máximo Caballero Ledo, respectivamente.
Y, por primera vez, las mujeres tuvieron la posibilidad de dirigir algunas de las estructuras de la Santa Sede. Es el caso, entre ellas, de la religiosa italiana Alessandra Smerilli, secretaria del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral; y de la teóloga argentina Emilce Cuda, secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina.
Entre las mujeres laicas que ocupan altos cargos en el Vaticano también se encuentran Barbara Jatta, la primera mujer directora de los Museos Vaticanos; y Cristiane Murray, subdirectora de la Oficina de Prensa del Vaticano. Ambas fueron designadas por Francisco.
Francisco enfatizó en la necesidad de simplificar y agilizar los procesos de nulidad matrimonial para hacerlos más accesibles a los fieles que buscan claridad sobre la validez de sus matrimonios.
En enero de 2025, durante la inauguración del año judicial del Tribunal de la Rota Romana, el pontífice recordó que su reforma de 2015, plasmada en los Motu Proprio Mitis Iudex Dominus Iesus y Mitis et Misericors Iesus, permitió a los obispos diocesanos actuar como jueces en casos evidentes de nulidad y promovió la gratuidad de los procedimientos.
Francisco subrayó que la preocupación por la salvación de las almas debe guiar la aplicación de estas reformas e instó a que los procesos sean lo más rápidos y accesibles posible.
“Debemos cuidar el dolor y la esperanza de quienes buscan la verdad sobre su matrimonio”, afirmó.
También insistió en la importancia de informar a los fieles sobre la existencia del proceso breve (processus brevior) y garantizar la gratuidad de los procedimientos, asegurando que la labor de los tribunales combine rigor jurídico y sensibilidad pastoral.
Francisco priorizó las regiones marginadas en su diplomacia, visitando países de Europa del Este y África en lugar de los tradicionales feudos católicos occidentales. Ha defendido el multilateralismo y denunciado la industria armamentística, al tiempo que impulsó el diálogo interreligioso, destacándose en esta línea su histórica visita a Irak en 2021 y su acercamiento al islam.
El Papa también contribuyó en 2014 a un acuerdo histórico entre Cuba y Estados Unidos, mediando en la reanudación de relaciones diplomáticas entre ambos países. Asimismo, en 2018, firmó un pacto con China sobre el nombramiento de obispos, aunque el control del Partido Comunista sigue limitando la autonomía de la Iglesia en el país asiático.
Sin embargo, su diplomacia ha encontrado obstáculos en la guerra en Ucrania. A pesar de múltiples llamados a la paz, el conflicto ha debilitado su relación con la Iglesia ortodoxa rusa, liderada por el patriarca Kirill, quien respalda la postura de Moscú.
Otros puntos importantes del pontificado de Francisco tienen que ver con su firme defensa de los migrantes y el medio ambiente.
En visitas a la isla italiana de Lampedusa y al campamento de Lesbos, denunció el trato inhumano que sufren quienes huyen de la guerra y la pobreza, y pidió a los países europeos mayor apertura y solidaridad con los refugiados.
En materia ambiental, en 2015 publicó la encíclica Laudato Si’, en la que llamó a una “revolución ecológica” y criticó el “uso irresponsable de los recursos”.
Ha sido un defensor del Acuerdo de París e insistió en la necesidad de una ecología integral que vincule la protección del planeta con la justicia social.
La sugerencia de Francisco de permitir bendiciones a parejas del mismo sexo desató una fuerte reacción en los sectores conservadores de la Iglesia. “Una bendición es la búsqueda de las personas para estar en presencia de Dios, pero nunca debe ser confundida con el sacramento del matrimonio”, aclaró el pontífice en una carta.
Sin embargo, figuras como los cardenales Raymond Burke y Joseph Strickland expresaron su rechazo a cualquier flexibilización en este tema.
Burke, en una entrevista, calificó las relaciones homosexuales como “pecaminosas y contranaturales” y sostuvo que “es imposible encontrar elementos positivos en un acto malo”. Strickland, por su parte, aseguró que cualquier bendición de parejas del mismo sexo constituiría “un ataque al Sagrado Depósito de la Fe”.
Ambos prelados hicieron públicas sus objeciones a través de documentos oficiales dirigidos al Papa, conocidos como “dubia”, en los que cuestionaron su postura.
Además, Strickland amplió sus críticas a la apertura de la Iglesia hacia las mujeres trans, a quienes considera parte de una “agenda LGBTQ” que contradice la doctrina católica sobre la identidad humana.
En cuanto al aborto, Francisco ha reiterado su postura de que “es un homicidio”, pero dio pasos para flexibilizar la relación de la Iglesia con quienes lo han practicado.
Uno de los cambios más significativos fue permitir que cualquier sacerdote pueda otorgar la absolución sacramental a quienes han abortado, un privilegio que antes estaba restringido a los obispos. Esta medida buscó facilitar el retorno de fieles que se alejaron por la postura tradicional de la Iglesia en este tema.
Información Infobae