BOSQUES MARINOS DE ARGENTINA PUEDEN AYUDAR A FRENAR EL CAMBIO CLIMÁTICO

En la costa atlántica de la Argentina, se esconden fascinantes bosques marinos que ocupan miles de hectáreas. Se encuentran formados por una macroalga conocida coloquialmente como “cachiyuyo” que es de vital importancia en la lucha contra el cambio climático a nivel mundial. Puede ser enorme: llega a medir hasta 40 metros de largo. Forman uno de los ecosistemas más inhóspitos y desconocidos del planeta.
Sin embargo, las poblaciones mundiales de ese tipo de macroalga se han reducido por diferentes factores, y por eso, la Administración Nacional de Parques Nacionales en la Argentina declaró “de interés” la conservación de los parques marinos que forma el cachiyuyo.
También se ganó la tapa de la revista National Geographic. Allí el doctor en biología Cristian Lagger, explorador de National Geographic Society, investigador del Conicet y director científico de la Fundación Por el Mar, contó en un artículo cómo ha sido su expedición en los bosques de macroalgas gigantes del fin del mundo.
Estos bosques de ensueño están principalmente en las costas de Santa Cruz y Tierra del Fuego.
¿Qué beneficios tiene el cachiyuyo?
Los bosques marinos que forma juegan un papel crucial en el ciclo del carbono porque poseen la capacidad de absorber el dióxido de carbono (CO2) y transformarlo en biomasa orgánica.
También proveen hábitat, refugio, zona de cría y alimento a cientos de especies marinas, como las estrellas de mar, el delfín austral (Lagenorhynchus australis), tiburones y rayas, y a especies nativas y de gran valor comercial como la centolla (Lithodes santolla) y el calamar (Illex argentinus).
Los seres humanos se benefician con la existencia y preservación de los bosques marinos. Porque ofrecen servicios esenciales que benefician de forma directa e indirecta a los humanos, incluidos la protección contra las marejadas ciclónicas y el aumento del nivel del mar, el reciclado de nutrientes, la provisión de seguridad alimentaria para comunidades costeras o la recreación turística.
Las macroalgas están en problemas a escala global. El 38% de los bosques de macroalgas se han reducido en los últimos 50 años. Pero investigaciones a escala regional en el extremo sur de la Argentina, no han evidenciado cambios en las últimas décadas en la densidad o en la distribución de estos bosques.