LA BAJANTE DE LA LAGUNA MAR CHIQUITA, DEJÓ AL DESCUBIERTO LA CIUDAD QUE ERA ANTES DE LA INUNDACIÓN

Locales 27 de febrero de 2023 Por Betina Almada
Miramar tiene pruebas arqueológicas de su existencia, desde hace un par de años, la sequía, llevó a que bajaran las aguas de la laguna, descubriendo la arquitectura que se llevó hace unos 45 años.
Ruinas MIramar de Ansenuza Foto: Via Ansenuza

Miramar tiene pruebas arqueológicas de su existencia, desde hace un par de años, la sequía, llevó a que bajaran las aguas de la laguna, descubriendo la arquitectura que se llevó hace unos 45 años.

Los turistas que llegan en esta época se encuentran con este paisaje particular, lleno de escombros, construcciones parcialmente derrumbadas, árboles petrificados por la sal, calles de asfalto que terminan en la laguna, viejas camas de hoteles, que eran más de 100, puertas, ventanas y hasta alguna maquinaria de la época. Tal vez al no conocer la historia puede a llegar a ser un poco “antiestético” ante su mirada, pero es uno de esos lugares que pueden atrapar a cualquier persona, porque con solo recorrerlo empieza a crear un sesgo de misterio y curiosidad.

Ruinas MIramar de Ansenuza Foto: Via Ansenuza

Ruinas MIramar de Ansenuza Foto: Via Ansenuza

El paisaje que uno encuentra es dantesco, por la destrucción de una ciudad que quedó bajo millones de litros de agua salada, pero a medida que el sol cae, nuestros ojos empiezan a mirar el lugar desde otra perspectiva, la del surrealismo, la mezcla de muchas imágenes que no concuerdan entre si, pero que están ahí, preciosas, un atardecer dorado que refleja en la laguna calma o no, cientos de aves playeras que forman una nube con miles de formas, flamencos rosados que surcan el horizonte, a lo lejos la costanera con turistas, que disfrutan de las playas, del desinterés que les duele a los nativos y sobrevivientes y de las luces que iluminan un nuevo y resiliente Miramar de ansenuza, que no tiene la culpa, pero si la nostalgia de los buenos tiempos pasados.

Ya nada queda en pié, porque el 15 de Septiembre de 1992, el municipio a cargo de quien era intendente de esa época, Daniel Cerutti, decidieron que el Ejercito Argentino hiciera su primera detonación, para demoler cada uno de los edificios que habían quedado bajo las aguas de la laguna.

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