A LOS 73 AÑOS ESTÁ CULMINANDO LA SECUNDARIA

Sociedad 21 de mayo de 2022 Por Agostina Morales
Rubén Cúchero de Jesús María, localidad cordobesa, se propuso finalizar los estudios y cursa el último año en una escuela para adultos. Fue abanderado por tener el mejor promedio.
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No fue fácil para Rubén Cúchero, hombre de campo, transportista y colectivero hasta su jubilación, tomar semejante decisión. Fue “el contador”, su mejor amigo y compañero de recorridos en bici, el que sembró aquella idea en su cabeza. “En 2019 me dijo que tenía que terminar la secundaria. Yo no quería saber nada, le respondí que a mi edad eso ya era pasado”, explicó.

Del otro lado del teléfono se oye el inconfundible ruido de mate. Es temprano. Rubén se despertó hace pocos minutos para atender el llamado de TN. En la semana, el hombre de 73 años se convirtió en noticia por un suceso que lo emociona: tras aceptar la idea de su amigo y encarar la culminación de sus estudios, fue elegido para llevar la bandera nacional por poseer el mejor promedio.

“Lo estoy viviendo con mucho orgullo, nunca me imaginé que esto me iba a tocar a mí. Me siento orgulloso de ser un ejemplo para los más jóvenes”, expresó.

Rubén cursa el último año de la secundaria en el CENMA (Centro Educativo de Nivel Medio Adultos) de Jesús María, localidad cordobesa en la que vive y disfruta sus días junto a Catalina Aguirre, su esposa.

“Vivimos en una ciudad que tiene alma de pueblo. A muchos vecinos los conocemos y la repercusión es total. Él está dando un ejemplo para los demás. Es decirle al resto que a su edad también se puede hacer. Ese es el mensaje”, dijo Catalina, en diálogo con este medio.

Rubén nació en Colonia Caroya, al norte de Córdoba, y creció en una zona rural que solo proporcionaba educación primaria. “Para hacer la secundaria había que venir a Jesús María, y mi familia no tenía dinero para que podamos viajar. Entonces mi padre me mandó a trabajar. Hice tareas de carpintería, estuve en un taller mecánico y también trabajé en heladerías por temporada”, contó.

Tras cumplir con el servicio militar, fue contratado en una empresa de transporte para manejar camiones. “Recorrí todo el país. Lo hice durante cinco años”, relató. Rubén abandonó aquel empleo por una mejor oferta: ser colectivo para una empresa que efectuaba recorridos interprovinciales. “Lo hice hasta jubilarme”, agregó.

Con la abundancia del tiempo libre, solo interrumpido por alguna changa de electricidad que realiza en las casas vecinas de Jesús María, pensó en darse la oportunidad de realizar un curso acelerado y terminar los estudios.

“Empecé en 2020 y sólo llegué a ir 15 días. Vino la pandemia y tuve que hacer todo ese primer año de manera virtual. Fue muy difícil porque yo no soy amigo de la tecnología. Ni teléfono celular tengo. Entonces cuando no entiendo algo me pongo nervioso. Pero mi amigo me ayudó, mi familia también, y pude superarlo”, recordó.

En 2021, antes de comenzar el segundo año, fue a hablar al instituto educativo para consultar si ese año podía transitarlo de manera presencial. “El director me dijo que sí. Y ahí ya fue distinto porque tenía los apuntes y la profesora me explicaba. Fui entendiendo todos los problemas”, indicó.

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