REGISTRO DE UNA OCUPACIÓN CAZADORA-RECOLECTORA DE HACE 5.400 AÑOS

Nacionales 20 de octubre de 2022 Por Betina Almada
Investigadores del Conicet encontraron en el valle de Yocavil el sitio arqueológico "Cueva Abra del Toro" que muestra cómo un grupo de cazadores-recolectores tuvo que desplazarse luego de la erupción volcánica documentada más grande del mundo de los últimos cinco mil años.
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Investigadores del Conicet encontraron en el valle de Yocavil, en Catamarca, un sitio arqueológico sin precedentes que data de 5.400 años atrás y muestra cómo un grupo de cazadores-recolectores tuvo que desplazarse luego de la erupción volcánica documentada más grande del mundo de los últimos cinco mil años, un hallazgo que puede "dar pistas" para predecir el impacto de catástrofes en la actualidad, dijeron a Télam los autores del estudio.

El sitio arqueológico se llama "Cueva Abra del Toro" y se sitúa a unos 170 kilómetros de San Fernando del Valle de Catamarca y a más de tres mil metros sobre el nivel del mar en un lugar al que solo se puede acceder tras ocho horas de caminata desde un caserío en la ruta.

"Este es uno de los registros de ocupación de cazadores-recolectores más antiguos de las zonas bajas del NOA (noroeste argentino)", explicó a Télam Juan Pablo Carbonelli, primer autor del estudio publicado en el último número de la prestigiosa revista Journal of Archaeological Science: Reports.

El arqueólogo e investigador del Conicet en el Instituto de las Culturas (Idecu) remarcó que "esta es la primera vez que encontramos en el valle de Yocavil un registro de cazadores recolectores, pero adentro de una cueva y con estratigrafía, como metido adentro de la tierra".

Según reveló el estudio, ese grupo humano debió migrar tras la erupción del Complejo Volcánico Cerro Blanco, la más grande de los últimos cinco mil años en la Zona Volcánica Central de los Andes, aunque después el lugar fue habitado nuevamente.

"La particularidad de este hallazgo es que nos muestra la interacción entre un evento catastrófico como la erupción y las ocupaciones humanas porque la gente se tuvo que ir y volvió a ese lugar", precisó Carbonelli.

Dentro de la Cueva Abra del Toro el depósito de ceniza alcanzó 80 centímetros de altura y en zonas aledañas unos dos metros, siendo el viento "el principal agente que depositó la ceniza adentro del abrigo rocoso", detalló el investigador.

Para comprender la relevancia del descubrimiento, remarcó que "por primera vez se encuentran en un sitio arqueológico del NOA registros de esta erupción intercalada con ocupaciones".

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